Una gran variedad pruebas de antígenos no están pensadas para detectar los anticuerpos que se forman como resultado de la vacunación, por lo que no pueden decirle si tiene suficientes anticuerpos o el tipo adecuado para protegerle de una infección o enfermedad. Es por ese motivo que en el siguiente apartado conocerás el motivo por el cual no puedes utilizar una prueba de anticuerpos para demostrar la eficacia de la vacunación.
Pruebas de anticuerpos de covid-19: ¿cómo funcionan?
Los virus, al igual que todos los seres vivos, están compuestos por proteínas de alguna forma. El virus que causa el COVID-19, el SARS-CoV-2, tiene al menos 29 proteínas. Cuando una persona se infecta, su sistema inmunitario produce anticuerpos contra varias de estas proteínas. En cambio, muchas vacunas solamente producen anticuerpos contra un pequeño número de proteínas.
La proteína espiga es un componente crucial identificado en la superficie del virus que te ayuda a penetrar en las células del huésped y a propagarse por el organismo. La mayoría de las vacunas están destinadas a producir anticuerpos únicamente contra la proteína de espiga.
Al principio de la pandemia, las pruebas serológicas de COVID-19 estaban destinadas a identificar solamente algunos anticuerpos producidos por la infección espontánea y no por la vacunación. Muchas de las pruebas buscan anticuerpos contra la proteína de la nucleocápside, que forma la cáscara alrededor del material genético del virus, en lugar de la proteína de la espiga.
No funciona como verificación de la eficacia de la vacuna
Si la prueba empleada no identifica el tipo de anticuerpos generados por la vacunación, una persona que haya recibido una vacuna contra el COVID-19, pero que no se haya infectado con el SRAS-CoV-2 puede tener una prueba serológica negativa. Además, como el organismo tarda dos semanas en producir anticuerpos después de recibir la vacuna COVID-19, incluso las pruebas para detectar el anticuerpo «correcto» pueden ser negativas en las primeras semanas después de la vacunación.
Por ende, una prueba serológica negativa puede ser engañosa, dando a entender que alguien no tiene anticuerpos contra el SRAS-CoV-2 después de la vacunación, cuando sí los tiene o los tendrá en breve. Por otro lado, las pruebas serológicas positivas tras la vacunación pueden crear una falsa sensación de seguridad.
¿Cuándo se debe evaluar la respuesta inmunitaria de la vacunación?
Después de la inmunización, la mayoría de las personas no necesitan hacer pruebas de anticuerpos. Las vacunas COVID-19, al igual que otras vacunas contra el sarampión o la poliomielitis, cuentan con una gran cantidad de datos procedentes de estudios clínicos y programas de inmunización continua, por lo que no es necesario realizar pruebas de anticuerpos de confirmación individual.
Solamente las personas que tienen trastornos médicos subyacentes o que están tomando medicamentos que inhiben el sistema inmunitario son susceptibles de tener una mala respuesta a la vacunación. Según la OMS, solamente deben hacer la prueba anticuerpos Covid Bilbao después de la vacunación las personas que presenten signos de enfermedad o las que hayan sido contactadas en el marco de un programa de prueba y rastreo.
Para la investigación científica, las pruebas de anticuerpos
¿Para qué sirven las pruebas de anticuerpos contra el COVID-19 si actualmente no pueden utilizarse para medir la respuesta inmunitaria de un individuo? Hasta ahora, estas pruebas se han usado principalmente en «estudios de serovigilancia», en los que se analizan grandes grupos de pacientes para que los científicos puedan estimar cuántas personas se infectaron en el pasado y determinar la rapidez con que se propagó el virus.
Este tipo de investigación puede ayudarnos a comprender el grado general de inmunidad al COVID-19 en una comunidad, aconsejar acciones de salud pública y prever la trayectoria futura de la pandemia. Según la Organización Mundial de la Salud, la interpretación de las pruebas de anticuerpos debe hacerla siempre un profesional.
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