El 79,4% de los chicos de 15 años supuso en una encuesta realizada en 2015 que se sentirían mal si no se conectaran a Internet por ser adictos a Internet. El número disminuye ligeramente entre las chicas: el 79,2% se siente igual. Pero las chicas nacionales encabezan la lista, con las francesas y suecas ligeramente por debajo de las portuguesas.
En promedio, el 55% de los jóvenes de los 31 países analizados se sienten mal cuando no están en línea. Y el fenómeno no sorprende a la psicóloga y terapeuta Catarina Mexia. «No me sorprende. Estuve en Mongolia, inalcanzable durante diez días, y cuando antes de irme le dije a mi sobrina de 14 años ella dijo: «No puedo imaginarlo. ¿Pero te quedarás sin Internet? ¿Sin Whatsapp? Es muy extraño, si necesitas hablar con alguien como lo haces…’, dice el SÁBADO.
Como terapeuta de pareja, Catarina Mexia señaló que los diferentes enfoques del uso de las redes sociales por parte de los niños pueden dividir los elementos de una pareja. «Estos son temas recurrentes. Y los adultos siempre tienen que dar ejemplo. Cuando se prefiera el contacto con la familia, no se deben utilizar los teléfonos móviles.
Las redes sociales y las aplicaciones deben utilizarse con criterios y reglas. Y no deberían prohibirse porque lo prohíban: los jóvenes también crean grupos en Whatsapp para estudiar», subraya. «Los padres deberían hablar con sus hijos sobre las redes sociales y las aplicaciones y manejarlas de manera diferente. Cuando introduces la retirada de Internet en la jerarquía de los castigos tienes que medir lo que haces bien».
«Entre los países de la OCDE ha aumentado la cantidad de tiempo que los estudiantes pasan en línea después de un día típico de escuela», añade el estudio. Los jóvenes portugueses pasan una media de unos 140 minutos conectados a Internet cada día.
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